Hay ocasiones en las que debemos decirle a un cliente: «no estás pidiendo un rediseño, sino una web completamente nueva». Es el caso de la última web que hemos publicado (hoy, 23 de septiembre).
La historia es más o menos ésta: nos encontramos en 2009, con un site de más de seis años (en el 2003 Google no era lo que es, FaceBook, YouTube y Flickr no existían, y el concepto de web 2.0 no se había acuñado), con un catálogo de productos y una serie de páginas corporativas.
El cliente sabe que necesita renovarse. Se da cuenta de que el diseño está completamente desfasado, y solicita un «lavado de cara». Advierte que su presupuesto es para eso y punto. Nosotros le decimos que necesita algo más que un cambio de diseño, pero insiste.